El autor principal del análisis, Huw Groucutt, de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, y el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, afirma en un comunicado: "Este descubrimiento, por primera vez, demuestra concluyentemente que los primeros miembros de nuestra especie colonizaron una región expansiva del sudoeste de Asia y no solo restringido al Levante. La capacidad de estos primeros pueblos para colonizar ampliamente esta región arroja dudas sobre los puntos de vista sostenidos de que las primeras dispersiones fuera de África fueron localizadas y no tuvieron éxito". Los desiertos modernos de la Península Arábiga alguna vez fueron exuberantes praderas que los humanos pudieron colonizar. "La Península Arábiga se considera desde hace mucho tiempo lejos de la etapa principal de la evolución humana. Este descubrimiento coloca firmemente a Arabia en el mapa como región clave para entender nuestros orígenes y la expansión al resto del mundo. A medida que avanza el trabajo de campo, seguimos haciendo descubrimientos notables en Arabia Saudita", añade el líder del proyecto, el profesor Michael Petraglia del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana.
El papel crucial que tiene el agua a la hora de lograr los objetivos de desarrollo del continente africano está ampliamente reconocido. África se enfrenta a situaciones de pobreza endémica, de inseguridad alimentaria y de infradesarrollo y casi la totalidad de los países carecen de los recursos humanos, económicos e institucionales para desarrollar y gestionar de forma efectiva y sostenible sus recursos hídricos. De esta manera, muchos países del continente africano todavía se enfrentan a enormes retos a la hora de cumplir con los Objetivos de Desarrollo de Milenio (ODM) relacionados con el agua.
Lejos De Africa
A pesar de estar en el mismo continente, el África septentrional y el África subsahariana presentan distintos niveles de progreso hacia los Objetivos de Desarrollo del Milenio relativos al agua. El Norte de África cuenta con un 92% de cobertura y un ritmo de progreso que permitirá lograr el 94% antes de 2015. Sin embargo, el África subsahariana presenta el caso opuesto con un 40% de sus 783 millones de habitantes sin acceso a una fuente de agua potable mejorada. El África subsahariana está lejos de cumplir con los ODM relativos al agua con solo un 61% de cobertura y con un ritmo actual de progreso que no permitirá alcanzar el 75% necesario para que la región cumpla con los objetivos fijados.
La creciente población africana está determinando la demanda de agua y acelerando la degradación de los recursos hídricos en muchos de los países del continente. Entre las regiones en vías de desarrollo, se estima que el África subsahariana cuenta con el mayor número de barrios de tugurios urbanos y se prevé que la población de dichos barrios se doble hasta alcanzar los 400 millones de personas para el 2020. A pesar de los esfuerzos de algunos países y ciudades del África subsahariana por extender los servicios básicos y mejorar las condiciones de los hogares urbanos, el crecimiento acelerado y sin planificar de las ciudades ha aumentado el número de asentamientos en suelos inestables, expuestos a inundaciones y en zonas de alto riesgo, donde fenómenos como los deslizamientos de tierras, las lluvias o los terremotos tienen consecuencias devastadoras.
El clima africano se caracteriza por sus extremos; el clima se extiende desde un clima ecuatorial húmedo en el ecuador, pasando por una zona tropical y semiárida en la mitad de la región, hasta un clima árido en la periferia más septentrional y meridional. El África subsahariana recibe un suplemento de agua de lluvia relativamente abundante, pero ésta se distribuye de forma altamente estacional e irregular por toda la región, que sufre frecuentes inundaciones y sequías. La sequía es el riesgo climático predominante en el África subsahariana y ésta destroza los medios económicos de vida y la fuente de alimento de los agricultores, provocando un efecto significativamente negativo sobre el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de un tercio de los países.
En 2011, los países africanos anunciaron significativos compromisos políticos con los programas de agua, saneam iento e higiene, con un aumento de las partidas de financiación y un mayor liderazgo y coordinación entre las agencias a cargo de su implementación. La mayoría de los países han establecido unas metas de forma transparente en materia de provisión de servicios de agua, saneamiento e higiene y han puesto en marcha políticas de apoyo y mecanismos de monitoreo de estas metas. Estos países también confirman también que el derecho al agua y al saneamiento se incorpora cada vez más en las leyes y las políticas.
Varios países se han comprometido además a cumplir con los compromisos adquiridos en el marco de otras iniciativas como es el caso de Etiopía, que ha desarrollado un plan para cumplir sus compromisos de saneamiento en línea con la Declaración de eThekwini . La Visión sobre el agua en África para 2025 fue adoptada por los gobiernos africanos, la Nueva Alianza para el Desarrollo de África y la Unión Africana. Todo esto, pone de manifiesto un nuevo enfoque sobre el agua y, posiblemente, unas inversiones mejor orientadas y una gestión del agua más eficiente.
Por si fuera poco Denys Finch-Hatton, con quien compartía su vida desde hacia más de seis años, muere trágicamente al estrellarse la avioneta que pilotaba. Los dos habían pasado en aquel pequeño planeador momentos inolvidables sobrevolando las sábanas y los parques naturales y asistiendo al impresionante espectáculo de la naturaleza africana en acción. Blixen enterró a Finch Hatton en las colinas que habrían de ser para siempre su sepultura. Poco después regresó a Dinamarca y nunca más volvió a Africa.
Resalta el olor a ámbar y a su extraña mezcla de tierra, incienso y tabaco, para recordar las conversaciones y las palabras perdidas en las noches de acampada bajo la luna africana.
"Espiral de luces que brotan de la tierra! España parece queestá flotandolejos deÁfrica". Este es el comentario de Barry Wilmore, astronauta que viaja a bordo de la Estación Espacial Internacional, y que acompaña a una foto que se ha convertido en un fenómeno viral en la red social Instagram.
En la foto, se pueden ver las espirales de luz de España y el continente africano y puede dar la sensación de que, como afirma el propio astronauta, España está "flotando lejos" del continente al que está unido a través del Estrecho de Gibraltar.
Preciosa producción española sobre dos niñas muy diferentes que se hacen amigas y descubren la fascinación por un entorno común que no es otro que la sabana africana y toda su belleza. Alicia Bogo (Hospital central) protagoniza la cinta.
Antonio García Ysábal inició esta aventura de reconquistar nuestras raíces literarias en los años sesenta cuando los investigadores iban poco a poco aceptando que el África profunda, lejos de ser la cuna de la barbarie, lo era de la humanidad. García Ysábal rescata poemas de la tradición oral y nos los da a conocer en castellano. Son poemas ingenuos, doloridos, nostálgicos pero llenos de una grandiosidad tal que produce escalofríos.
Es algo más que su tierra lo que arrebatas a la gente a la que quitas su tierra nativa. Son también sus raíces y su identidad. Si les quitas las cosas que suelen ver y que esperan seguir viendo, les quitas, en cierto modo, los ojos. Esto se explica en un grado más elevado a los pueblos primitivos que a los civilizados, y los animales son capaces de reemprender un largo camino y, a través de peligros y sufrimientos, recobrar su identidad perdida, en el medio que conocen.Cuando hicieron trasladarse a los masai desde su antiguo país, al norte de la línea de ferrocarril, hasta la actual reserva, llevaron consigo los nombres de sus colinas, praderas y ríos. Lo cual deja perplejos a los viajeros. Los masai llevan sus raíces cortadas con ellos como una medicina y en el exilio intentan conservar su pasado mediante una fórmula
En la entrega anterior veíamos algunos de los escasos ejemplos de obras interesantes que se han escrito en España con temática colonial africana; en concreto, la relacionada con el Protectorado de Marruecos. Quienes se bajan al Moro en busca de material de primera no son conscientes de que están transitando por territorios que, no hace tanto tiempo (ochenta o cien años) vieron auténticas atrocidades como la utilización de armas químicas, o pifias estratégicas dignas de aparecer en la zona de podio de ensayos históricos del tipo Historia de la incompetencia militar, de Geoffrey Regan (de hecho, Annual aparece como una inestimable contribución española a la historia negra de las batallas más chungas de todos los tiempos).
Vuelvo al leitmotiv con el que comenzó la entrada anterior: parece que el pasado colonial es motivo de vergüenza, y su verdadero potencial como filón narrativo está muy desaprovechado. Tal vez se deba a las nefastas condiciones en que se produjo esa descolonización. En todo caso, se nos oculta que en los años veinte hubo un boom de la narrativa africana, en particular la ambientada en la guerra de Marruecos, y veinte años después proliferaron las de temática guineana. El tiempo ha convertido en ilegibles a la mayor parte de estas obras, que oscilaban entre el panfleto belicista, el panfleto antibelicista y el folletín aventurero y romántico, pero nos ha dejado algunos títulos brillantes (en particular las novelas de Sender y Barea) y, de tres años para acá, algunos best-sellers como El tiempo entre costuras, El médico de Ifni o Palmeras en la nieve. No sé si esta temática es manía personal, o influyen los hechos de que mi padre se criara en Ceuta y viajara por el Protectorado durante su juventud, y su primer destino después de graduarse en la Academia General Militar de Zaragoza fuera una plaza en El Aaiún, pero creo que merece la pena difundir algunas de estas obras. 2ff7e9595c
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